LA FIBROMIALGIA Y LA HISTERIA
La fibromialgia es un síndrome, incluido dentro de lo que se denominan reumatismos de partes blandas, que se caracteriza por dolor muscular generalizado y fatiga. El dolor muscular es el síntoma más destacado. Es un dolor continuo que por lo general ocurre en todo el cuerpo, aunque puede comenzar en una zona concreta, por ejemplo en el cuello y los hombros, y extenderse a otras áreas del cuerpo al cabo de cierto tiempo. La intensidad del dolor es variable de un paciente a otro y en un mismo paciente a menudo varía según la hora del día, el nivel de actividad física, etc. La mayoría de las personas con fibromialgia dicen sentir siempre algo de dolor, que en ocasiones llega a ser bastante severo.
Se estima que afecta al 2,4% de la población general. Aproximadamente el 13% de los pacientes que acuden a las consultas de medicina general presentan una fibromialgia y más del 10% de los que acuden a las consultas especializadas de
Reumatología.
Desde el punto de vista médico se desconoce la causa, por qué se produce. Es interesante señalar que no existe ninguna alteración física que justifique la presencia del dolor generalizado. Tanto la exploración física como las distintas pruebas que se realizan: análisis, radiografías o cualquier otra, resultan normales. No hay inflamación, no hay alteración articular y la movilidad es normal, salvo las posibles limitaciones que produce el dolor. Los pacientes presentan una hipersensibilidad al dolor que se manifiesta por la aparición de una sensación dolorosa a la presión en múltiples sitios del aparato locomotor, llamados puntos “gatillo”, que no se observa en los sujetos sanos.
Son pacientes que se encuentran muy limitados en sus actividades diarias, por el dolor, que persiste en general, aunque en menor grado, pese al tratamiento médico. La intensidad del dolor es una de las características que más llama la atención. El paciente relata con frecuencia que el dolor es intenso o insoportable y lo describe como tirantez o agarrotamiento, dice de él que es deprimente o agotador.
Además del dolor presentan otros síntomas como la fatiga, el cansancio no justificado por la actividad física, y que no suele mejor con el reposo. Alteraciones del sueño, cefaleas, parestesias en manos (hormigueo), colon irritable (diarrea y estreñimiento), también son frecuentes.
En 1990, el Colegio Americano de Reumatología (ACR), desarrolló pautas para ayudar a los médicos a diagnosticar la fibromialgia. Según los criterios establecidos por el ACR, una persona tiene fibromialgia si presenta una historia de dolor generalizado, sin lesión física que lo justifique, durante un mínimo de tres meses, así como dolor en 11 o más de los 18 puntos “gatillo”.
Es interesante recalcar que estos pacientes no presenten ninguna lesión física que justifiquen los síntomas: el dolor, la fatiga, las parestesias, el colon irritable. La causa de su enfermedad es psíquica.
Incluir los procesos psíquicos a la hora de pensar la enfermedad física nos permite pensar los distintos procesos de enfermar, establecer las diferencias en cuanto a su producción, sin olvidar que no se puede separar el cuerpo de lo psíquico. Todo estímulo, ya sea psíquico o somático se elabora tanto por vía psíquica como por vía somática. Así la histeria al no poder elaborar por vía psíquica un estímulo psíquico, mediante el mecanismo de conversión, lo desvía por vía somática, produciendo síntomas en el cuerpo.
Todo esto para señalar que la fibromialgia puede ser una forma de histeria. Característico de la histeria es que no existe una lesión orgánica que justifique los síntomas físicos, como sucede en la fibromialgia. El síntoma histérico sería la expresión de una frase en el cuerpo, por ejemplo la ceguera podría estar en relación a la frase “esto no lo quiero ni ver”, o la parálisis de una pierna con “no puedo dar ni un paso más”. El dolor podría estar sustentado por una frase diferente en cada paciente. Hay muchos usos del lenguaje que se apoyan en lo dolores musculares, cuando estamos muy cansados y tenemos un dolorimiento generalizado de los músculos, decimos: estoy molido, estoy destrozado, estoy como si me hubieran dado una paliza, estoy hecho polvo…
Desde el punto de vista médico, al desconocerse la causa de la enfermedad, el tratamiento de la fibromialgia es sintomático: distintas pautas de analgésicos y psicofármacos que alivian el dolor pero no curan la enfermedad. Pensarla como una histeria nos permite pensar también la posibilidad de curación de la enfermedad, la fibromialgia se cura con psicoanálisis.
Dra. Pilar Rojas
Reumatóloga y Psicoanalista (Grupo Cero)
TF: 696 19 42 59
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