Tratamiento de la Depresión
La depresión es una enfermedad grave que afecta a millones de personas en todo el mundo y que produce un gran sufrimiento a quien la padece y a todos aquellos que le rodean.
Se caracteriza por un estado de ánimo profundamente triste con tendencia al llanto sin saber exactamente por qué; la pérdida de la capacidad de amar y del interés por las relaciones, que se manifiesta por una gran apatía y un desinterés por todo aquello que antes se realizaba sin esfuerzo y con gusto, la vida ha dejado de tener sentido y en muchas ocasiones lo único que le apetece, al deprimido, es estar en la cama; y la presencia de continuos reproches y acusaciones que el paciente se dirige a sí mismo, piensa que es un/a “inútil”, una carga para su familia, habla mal de él abiertamente.
Una depresión se produce siempre frente a una pérdida que puede ser de algo real, por ejemplo un ser querido o una relación, o un ideal (de vida, de pareja, de familia, de trabajo…) y es característico que sea inconsciente, es decir, el deprimido no sabe lo que ha perdido o si se trata de una persona, no sabe lo que con ella ha perdido, lo que esa persona significaba para él.
El mayor riesgo de estar deprimido, es la tendencia al suicidio. El 15% de los pacientes, con depresión no tratada, se suicidan. El suicidio es responsable de más muertes al año que las producidas, en el mismo periodo de tiempo, por el conjunto de todos los conflictos bélicos que devastan el planeta.
Pero además un paciente deprimido tiene otras maneras de suicidarse, no sólo las habitualmente conocidas, como tomar pastillas, ahorcarse o arrojarse al vacío. Tiene mayor riesgo de padecer enfermedades físicas potencialmente mortales (por ejemplo, infarto de miocardio o hipertensión arterial), que podríamos considerar como “suicidios encubiertos”. Por otra parte, cuando una persona está deprimida, deja de cuidarse: fuma, mantiene relaciones sexuales de riesgo, conduce de manera temeraria o no cumple los tratamientos médicos, maneras todas ellas de irse suicidando poco a poco.
Pero en ocasiones el paciente deprimido no presenta los síntomas anteriormente mencionados salvo algo que es característico de la depresión y es la de denigrarse públicamente, hablar mal de él, como habíamos dicho anteriormente (no sirvo para nada, soy una carga para mi familia…). No manifiesta tristeza o apatía sino que presenta síntomas físicos como dolores osteomusculares, cansancio, etc., sin que exista una causa orgánica que lo justifique o, aunque pudiera existir, los síntomas que presenta son desproporcionados. Es lo que se conoce como depresión enmascarada.
El psicoanálisis permite a la persona deprimida salir de esa posición destructiva, superar la depresión, poder sustituir eso que ha perdido, devolviéndole la sonrisa y permitiéndole recuperar el interés por su persona y por el mundo.
Si usted, su familiar o su amigo se encuentra deprimido, contacte con nosotros. El tratamiento psicoanalítico, una terapia de eficacia comprobada, le ahorrará mucho sufrimiento.
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Alternativas al tratamiento médico de la depresión
Seguramente padeces una depresión si:
Sientes una gran apatía y no te interesa nada de lo que antes realizabas sin esfuerzo y lo único que te apetece es estar en la cama.
Estás triste y con ganas de llorar, sin que sepas cuál es la causa.
Piensas que eres una carga para tu familia y no tienes energía suficiente para seguir con tu vida.
Crees que tu vida no tiene sentido.
Depresión y Enfermedades Orgánicas
Son muchos los datos que relacionan depresión y enfermedad orgánica. En muchas enfermedades crónicas la prevalencia de depresión es claramente mayor de lo esperado. Por ejemplo, entre un 13 y un 17% de pacientes con artritis reumatoide presentan lo que la psiquiatría denomina depresión mayor, esto supone que la depresión es 2 ó 3 veces más común en pacientes con AR, que en la población general.